Nadie puede negar que pedro sanchez ¿Está el líder socialista con más atracción por el riesgo de todos los que han gobernado España desde la recuperación de la democracia. Incluso sus adversarios han quedado sorprendidos por la convocatoria de elecciones anticipadas para el 23 de julio que anunció este lunes. Antes de derrota sin paliativos que el PSOE sufrio en las urnas, parecía que Sánchez solo tenía tres opciones: encajarla y transitar por seis meses de calvario en aras de la presidencia española de la Unión Europea que empieza el 1 de julio, manteniendo a sus socios en el Gobierno o dejándolos caer en la esperanza de atajar la hemorragia, o imitar un título personal. Pero ni lo uno ni lo otro. Sánchez presentó el inesperado adelanto de los comicios como la consecuencia de haber asumido “en primera persona” el mensaje enviado con los resultados. Con un retroceso electoral producido tras una campaña que él mismo enfrentó como un sobrio plebiscito sobre la gestión y con una marea azul que arrebatará la mayor parte del poder territorial del PSOE, no bastaba con señalar a sus socios como únicos responsables del desgaste y esperar que con eso el próximo semestre no se convierta en una lenta agonía.
Otra cosa es que convocar elecciones en pleno verano, algo inédito en Españay durante el primer mes de la presidencia europea, no vaya a tener un costo mayor a inciertos beneficios que pretende obtener con el secretario general del PSOE. Desde el hábil tacticismo al que Sánchez nos tiene acostumbrados, la convocatoria trata de invertir en dos meses aquello que ha fallado tras tres años de Gobierno. Movilizar el electorado de izquierdas durante una precampaña quede marcada por las Alianzas de PP y Voxsacar partido del arranque de la presidencia europea (al precio de sumirla en la incertidumbre electoral) y plantar un ultimátum ante las diferencias cainitas que desangran el espacio de Podemos. El calendario elegido les deja 10 días para que también saquen sus conclusiones del naufragio que ha descabalgado a los morados de muchas instituciones y cierren filas o para persister en el error y alimentar el voto útil al socialismo.
El propósito de hacer de las próximas elecciones una suerte de duelo al sol entre dos políticos, el uno ungido por su condición de líder europeo, y el otro prisionero de la extrema derecha, no solo es arriesgado. Porque atraerá a la opinión pública, como si esto no fuera hubby percibido la verdadera dimensión de lo que estaba en juego en las elecciones qu’acaban de celebrarse. Pero difícilmente evitará que las elecciones del 23 de julio sean en buena medida una repetición del enfrentamiento que hemos presenciado en la última campaña electoral. Mientras el líder socialista volverá a notar que el PP, de ganar, gobernará con Vox, Feijóo basará su discurso en la denuncia de las alianzas de su contrincante con los independentistas y con los extremistas de izquierda.
Tras haber adelantado con su iniciativa cualquier ruido de sables en el interior del PSOE, a Sánchez le queda movilizar a los suyos y, sobre todo, a los electores de Podemos y Sumar. Con un político como Pedro Sánchez, que ha demostrado su capacidad para sobreponerse a las adversidades, todo es posible. Pero el riesgo debe gestionarse con discernimiento. Y resultó muy aventurado antes de que, tras salir de nuevas las mismas cartas, Sánchez contara de nuevo con una mano ganadora.