Tarjeta completa para los interlocutores sociales. El martes 27 de junio, las autoridades de la CFE-CGC decidieron firmar el convenio interprofesional nacional en materia de accidentes de trabajo-enfermedades profesionales del ramo. La dirección central fue la última organización involucrada en el desarrollo de este texto para formalizar su posición. Está en la misma línea que los tres movimientos patronales y los otros cuatro sindicatos que habían participado en la obra -realizada durante la noche del 15 al 16 de mayo.
Tal unanimidad es rara en este tipo de ejercicio, negándose a menudo la CGT a poner sus iniciales aunque esté muy involucrada en la reflexión colectiva. Esta vez, la confederación liderada por Sophie Binet ha dado su visto bueno porque cree, como los otros siete firmantes, que el convenio en cuestión puede mejorar el sistema de indemnización de las víctimas de enfermedades o accidentes relacionados con su actividad profesional (medios acumulados a favor de prevención, consolidación de las competencias atribuidas a los representantes de los trabajadores y de los empresarios, etc.).
Este acuerdo interprofesional nacional también llama la atención porque se suma a dos textos del mismo tipo, finalizados con pocas semanas de diferencia. Uno, fechado el 10 de febrero, se refiere a la “valor compartido” y promete mecanismos (participación en los beneficios, participación en los beneficios, etc.) que deberían aumentar la remuneración de los empleados, especialmente en las pequeñas y medianas empresas. Fue avalada por la totalidad de la patronal y por cuatro de los cinco sindicatos (habiendo dicho la CGT que no).
El otro “acuerdo”, cerrado el 11 de abril, tiene como objetivo fomentar las buenas prácticas en términos de transición ecológica. Nuevamente, todos los movimientos patronales lo validaron, mientras que solo dos confederaciones (CFDT y CFTC) hicieron una elección idéntica (la CFE-CGC, la CGT y FO optaron por la negativa).
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Los protagonistas están muy lógicamente encantados con esta sucesión de acuerdos interprofesionales nacionales. “Destaca la vitalidad del diálogo social, sobre temas elegidos por los actores presentes o propuestos por el ejecutivo pero en estrecha conexión con nuestras demandas”, confiesa Marylise Léon, la nueva secretaria general de la CFDT. Lo que importa en primer lugar, según ella, «es el contenido» : “Estoy pensando en particular en el texto sobre el valor compartido, que prevé un progreso real para las personas empleadas en las PYME, ella especifica. La diversidad de los temas en cuestión también muestra que las organizaciones de trabajadores y de empleadores pueden ser una fuente de propuestas sobre temas cruciales para los trabajadores. »
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