Los 530 millones de euros de laudo en contra ya son visibles en los planes de la segunda eléctrica española, Endesa. Pese a rebajar las expectativas de dividendo este año, la voluntad de la empresa, sin embargo, es aislar los pagos en los próximos ejercicios para garantizar una retribución sustancial a su principal accionista (la italiana Enel, con el 70% del capital y que necesita como el comer este dinero para repagar su deuda). Así, la eléctrica se compromete a repartir un “mínimo garantizado” de un euro por acción en los tres próximos años, un periodo en el que distribuirá siete de cada 10 euros ganados y en el que prevé ganar 400.000 clientes de mercado libre, el más rentable con diferencia.
La compañía que dirige José Bogas ha anunciado este jueves que invertirá 8.900 millones de euros en España hasta 2026, con el foco en redes y en renovables. La capacidad de generación verde crecerá en 3,6 gigavatios (GW) y, a diferencia de la mayoría de firmas del sector, más volcadas en la fotovoltaica, la eólica será mayoritaria en su mix de crecimiento: 2 GW, frente 1,6 GW de la solar. Las baterías, por su parte, van abriéndose paso con la promesa de poder arbitrar entre horas muy baratas (las diurnas) y muy caras (las nocturnas), y sumarán 0,2 GW de nuevo cuño.
Endesa reclama, además, que las inversiones en redes estén “respaldadas” por una “remuneración adecuada”. Es decir, que aumenten los peajes que se pagan en la factura de la luz para hacer frente a las ingentes inversiones que están por venir, tanto en transporte (REE) como en distribución (las principales compañías eléctricas, entre ellas la filial de Enel en España).
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