Euroliga jornada 9
Descalabrado y hecho trizas ante el Baskonia en el anterior encuentro, una paliza de difícil digestión, el Barça se sentó en el diván entre mensajes de autoayuda, concienciado en imponer borrón y cuenta nueva, una limpia urgente de cabeza. No fue el choque ante el Valencia el mejor reconstituyente, evidenciado una vez más que el azulgrana es un equipo de instantes, falto de muñeca y hasta de carácter, pero sí le sirvió como ungüento y tirita, atornillado de nuevo en la zona noble de Europa. Esa que también paladea el Baskonia, capaz de sumar su cuarta victoria seguida (81-88 ante el Asvel).
Nada le sienta mejor al Barça, en cualquier caso, que el Palau, donde contabiliza los partidos por victorias —9 de 9 en el curso— y no conoce la derrota europea desde el 13 de enero. El Valencia no fue una excepción, por más que los azulgrana palidecieran por momentos y hasta el final.
Pretendió Laprovittola explicar lo contrario en el arranque, líder y talento de la pelota naranja, cartero de caramelos que los demás no alcanzan ni a imaginar. Asistencia de espaldas, otra picadita…, el facilitador azulgrana para un Vesely que se imponía en la botella y fuera de ella, excelente en los lanzamientos de media distancia. Un recital que Laprovittola adornó con un triple y que rebajó la efervescencia del Valencia, que venía de competir de fábula ante el Madrid, que tenía en Jones al director de orquesta y en Touré al primer violín, pues cargó a Vesely con dos personales en un santiamén. El relevo lo cogió Willy Hernangómez, el Hulk de los aros. Cuarto redondo (25-16) para un Barça que volvía a latir. Sucedió que duró poco.
Competitivos en grado superlativo, los taronja encontraron en Inglis a su panacea, pues se comía a todo el que se le pusiera delante. Nnaji, Parra, Da Silva… Tanto le daba, en combustión, trampolín para que el Valencia no se descolgara del duelo. Aunque también le ayudó la muñeca torcida del Barça —habituales Nnaji y Jokubaitis; extrañamente Abrines y Laprovittola—, que con un blancazo recordaba los viejos y recientes fantasmas, esos que dicen que le falta personalidad y referentes si Willy no se pasa por la oficina. 37-33 al entreacto.
No varió el guion en la reanudación, toda vez que un triple de Reuvers y un chof de Touré bastó para que el Valencia tomara la delantera (37-38), de nuevo con Inglis como látigo. El no va más. Pero bramó Grimau, se contagió el Palau y apareció Satoransky para comandar y hasta finalizar los contragolpes, otro momento de ebullición aliñado con los mates de Abrines y Willy, además de los muelles del saltimbanqui Parker. Fiesta entrecortada por un triple sin querer de Claver (buscaba el alley oop) y vuelta a las estrecheces (54-52), a definir las constantes vitales del Barça en el epílogo.
Jones y Davies dijeron ‘esta es la mía’, uno para hacer jugar y el otro para pasearse como Pedro por su casa bajo el aro. Suficiente para poner al Valencia por delante al tiempo que el Barça se desnortaba y subrayaba que hay piezas que chirrían (Jokubaitis, Da Silva) y otras que, como Parra, piden minutos sin encontrar eco en el banquillo. Hasta que Satoransky volvió a dirigir el cotarro, Laprovittola a salpimentarlo y Vesely a rematarlo. En esta ocasión, llegaron a tiempo y el Barça, al fin, resopló. Pero va muy justo.
El Baskonia, cuatro de carrerilla (81-88 ante el Asvel)
Aunque a la Liga doméstica no le ha cogido todavía el tranquillo, el regreso de Dusko Ivanovic al banquillo del Baskonia ha sido mano de santo en la Euroliga. Cuatro victorias en cuatro partidos ha conseguido el técnico más laureado de la historia del equipo vitoriano. Desde que regresó, los números han dado la vuelta y los triunfos superan ya a las derrotas en el balance global.
Después de la paliza al Barça en el Buesa, la siguiente víctima ha sido el Asvel Villeurbanne. Allá, en la periferia de Lyon, Ivanovic volvió a sacarle rendimiento a una plantilla disminuida por las lesiones. Sólo nueve jugadores estaban en condiciones de actuar y aparecían en la planilla del partido, pero se comportaron como colosos una jornada más. Volvió a aparecer la mejor versión de Markus Howard, que anotó 35 puntos, pero, sobre todo, volvió a volar en la cancha Chima Moneke, con 19 puntos, 13 rebotes y seis asistencias, en un partido completísimo, al que también se sumó Costello, que anotó 16 puntos. Fueron ellos tres los que arrastraron al equipo a la victoria (81-88). Entre los demás, que contribuyeron con su trabajo, solo sumaron 18 puntos. Después de un primer cuarto flojo y tras irse al descanso con desventaja en el marcador, un tercer cuarto inspirado (16-31) le dio la vuelta al partido, en el que el Baskonia supo manejar los minutos finales.
Por Jon Rivas.
Puedes seguir a EL PAÍS Deportes en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.