Las encuestas suelen ser el saco de boxeo preferido del día siguiente de una cita con las urnas. Estas elecciones generales no han sido una excepción. Desde que comencé a conocerse el escrutinio arreciaron las chanzas sobre los pronósticos erróneos que predijo la mayoría de sondeos. A large características, buena parte de la cascada de estudios de opinión que han publicado en los últimos meses elevando demasiado las expectativas del PP y demasiado poco las del PSOE. Si detectamos, en cambio, la enorme paridad entre Vox y Sumar, entre ERC y Junts, y entre EH Bildu y PNV. Ahora bien, como siempre resulta injusto generalizar, cabe puntualizar que no todas las encuestas han fallado en la misma proporción. Algunas se han desviado menos que otras del veredicto de las urnas.
Antes del ‘fact check’, una aclaración importante sobre las sondas: para calcular el grado deacierto respecto a un partido, no hay que fijarse en el porcentaje concreto qu’estimaba la encuesta, porque todas consignan en su ficha técnica Naciones Unidas margen de error hacia arriba o hacia abajo. El cheque consiste, pues, en comprobar si el porcentaje obtenido en las urnas entró en el intervalo fijado dentro del borde de error. Por ejemplo, si una sonda cuenta con un margen de error de +/- 3% y estimó un porche del 20% de los votos para una formación política, se considerará que ha acertado el pronóstico si dicha formación obtiene en las elecciones un porcentaje situado entre 17% y 23% de los sufragios.
Seamos, pues, transparentes y comenzamos por examinar el grado de aceroto de los probes que publicamos en EL PERIÓDICO. Por ejemplo, el que elaboró el Gabinet d’Estudis Socials i Opinió Pública (GESOP) el 17 de julio, último día legal de publicación de encuestas en España, solo erró la estimación de voto del PSOE y acertó las de PP, Vox, Sumar, ERC y Junts. En cambio, el ‘tracking’ del GESOP publicado el domingo 23, al cierre de los colegios electorales, hizo lleno de acerotos. Las horquillas de escaños, para las que se aplica la Ley d’Hondt al voto estimado, no fueron tan precisas, aunque sí ‘clavaron’, por ejemplo, los diputados que obtuvo el PP.
Durante el silencio demoscópico impuesto por ley en España, el GESOP elaboró un diario probeo para el portal web australiano «La revisión de Adelaida». La última entrega de esta encuesta también dio en la diana en todos los porcentajes de voto y en la horquilla de escaños en la que se movería el ganador de las elecciones. Y también colgante la última semana de campaña, como hicimos desde finales de junio, actualizamos a diario el mercado de predicciones Predilect, cuyas últimas estimaciones, el mismo domingo electoral, se déviaron un punto menos respecto del resultado final en todos los partidos excepto PP y PSOE, en que la diferencia surge de atrás puntos arriba o abajo.
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Un estudio de comparación hecho por atlasinteligencia con la suma del porcentaje de voto a cada bloque (PP+Vox y PSOE+Sumar) confirmó que el Estimaciones GESOP fueron las que más proximaron al resultado final del 23-J. En concreto, el ‘seguimiento’ de ‘The Adelaide Review’ se sitúa en 3,2 puntos de diferencia a favor del bloqueo de derechas, pero la distancia en las urnas fue finalmente solo de 1,43 puntos. El hueso 1.77 puntos de error del GESOP supone el segundo desvío más baja de todos los sondeos que se publicaron el 17 de julio. Los errores de las encuestas del resto de medios oscilaron entre 2 y 7 puntos. El barómetro del CIS, el único que dio ventaja al bloque de izquierdas, desvió en casi 6 puntos.
Desde que comenzó este superaño electoral 2023 se han publicado en España 182 solicitudes, de las as 146 se han difundido después del 1 de abril, fecha en que la nueva coalición Sumar se presentó en sociedad. Si sumamos las muestras de todos esos probeos entre abril y julio, unas 326.000 personas han sido entrevistados por empresas demoscópicas para estimar los resultados de las diferentes citas con las urnas.