Jude Bellingham, un solista que a los 20 años actúa como un jugador orquesta, tal que fuera la reencarnación de Di Stéfano, arruinó en un momento la larga fiesta primaveral que se montó el Barça en Montjuïc con los Rolling. Los azulgrana acabaron con la boca abierta y la lengua fuera después de la irrupción de la figura del Madrid ante el asombro de Mick Jagger y Ron Wood. El impacto de Bellingham fue sobrecogedor después de un laborioso e interesante ejercicio del Barcelona capitaneado por Gavi. Nadie se acordó al final del Barça ni de los Rolling sino que en el Olímpico se escuchó sin que sonara el Hey Jude de los Beatles.
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